En
las primeras clases de economía se nos muestra un mundo fantástico e irreal,
rompiendo a la naturaleza y cercando con supuestos un mundo que desde el
principio se hace fácil de entender pero, que parece carecer de razón para estudiarle.
Los supuestos son nuestras poderosas herramientas para separar al hombre y algunas piezas del mundo y alinearlas en un sistema comprensible, donde las
relaciones se clarifican y se establecen las “leyes” económicas.
El
salto evolutivo en papel del homo sapiens al homo economicus fue y es una
consideración fundamentada en modelos y arraigada en la creencia que nuestro sentido como
especie es la búsqueda de la razón, y que por ende nuestras decisiones tienen que
estar guiadas por un análisis de costo y beneficio para cada resultado posible.
La búsqueda de la razón per se es una corriente de pensamiento, el objetivismo de Ayn Rand y las
nociones de libre mercado o liberalismo económico. Pese a que durante mucho
tiempo cuestionaron la existencia y la acción del gobierno sobre la
actividad económica, la gran pregunta del asunto es ¿Qué nos guía a los humanos
a hacer lo que hacemos?
El
conocimiento limitado en un universo basto y desconocido deja un vacío en el
entendimiento de nuestras acciones, creamos construcciones sociales como la
“moralidad” para dar respuesta a nuestra acción ante cierta situación,
diferenciamos el bien y el mal de forma subjetiva y damos forma a la
“justicia”.
La
subjetividad de nuestro entendimiento crea un paradigma en los resultados del
homo economicus, las personas eligen una categoría para si mismas sin darse
cuenta al parecer.
La teoría de la estupidez
Una de las lecciones mas importantes que vi
mientras estudiaba economía, tuvo lugar en una clase de macroeconomía II. Se nos
sugirió la lectura de “Allegro ma non
troppo”, la teoría de la estupidez del economista italiano Carlo Cipolla
publicada en 1988. Nunca pensé que tanto pragmatismo se podía concentrar en una
lectura tan jocosa.
En
ese ensayo se divide a la humanidad, en cuatro grupos: inteligentes, malvados,
incautos y estúpidos.
La
pregunta clave del profesor fue : ¿En que categoría nos ubicábamos?
Categorías según Carlo Cipolla:
Fuente: “Allegro
ma non troppo” Carlo Cipolla
1-
Inteligentes (I): Son aquellos que persiguen el bien para si y contribuyen todos,
aunque en grado diverso, a aumentar el bienestar de la sociedad.
2-
Malvados (M): Son aquellos que buscan el beneficio propio sin importar causar un
daño a la sociedad.
a.
Malvado perfecto: (OM) es aquel que se beneficiaria a si mismo con la
misma magnitud que perjudicaría a otro, por lo que la sociedad no gana ni
pierde.
Esto representa un equilibrio donde no se
producirían grandes desastres. Con respecto a esto, Cipolla destaca: “Si todos
los miembros de una sociedad actuaran malvadamente por turnos regulares, no
solamente la sociedad entera, sino incluso cada uno de los individuos, se
hallaría en un estado de perfecta estabilidad.”
b.
MI: malvados cuyo beneficio es mayor a las perdidas ocasionadas a otros
c.
ME: malvados cuyo beneficio es menor al daño proporcionado a otros.
3-
Ineptos (P): Son aquellos capaces de cometer una acción que beneficie a otros,
perjudicándose a ellos mismos.
a.
HI: incautos por encima de la media con rasgos de inteligencia
b.
HE: incautos por debajo de la media con rasgos de estupidez
4-
Estúpidos (E): tal como lo define Cipolla Las personas estúpidas ocasionan
pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas. Por
consiguiente, la sociedad entera se empobrece.
Todas
las acciones que se traduzcan en beneficio a la sociedad están ubicadas a la
derecha de la línea azul (POM).
Para
entender el fenómeno de la estupidez es relevante señalar lo que Carlo Cipolla
denominó “Leyes Fundamentales” estas son:
Primera Ley
Fundamental: siempre e inevitablemente cada uno de
nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.
Segunda Ley
Fundamental: la probabilidad de que una persona
determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de
la misma persona.
Tercera Ley
Fundamental: una persona estúpida es una persona
que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo
tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.
Cuarta Ley
Fundamental: las personas no estúpidas subestiman
siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas.
Quinta Ley
Fundamental: la persona estúpida es el tipo de
persona más peligrosa que existe.
El juego del ultimátum, experimento y resultados:
En
resumidas cuentas el juego del ultimátum consiste en la interacción entre un “proposer” y un “responser” , en donde un jugador repartirá una cantidad de dinero
y el responser podrá aceptar o
rechazar la oferta, de ocurrir lo ultimo ninguno recibe la recompensa.
En
teoría el responser debería aceptar
cualquier cantidad de dinero porque eso maximiza su utilidad, es decir le
permite obtener mas dinero que el estado previo.
Posibles resultados del juego del ultimátum:
*Elaboración propia
Metodología del micro estudio:
Se
realizó una encuesta tomando una muestra 60 personas, compuesta en su mayoría
por personas de edades comprendidas entre 20-55 años con al menos un titulo
universitario.
La
encuesta, parte del caso en que un desconocido y el encuestado se someten a un
estudio. Los investigadores le darán un premio al ejecutar una serie de
acciones en conjunto.
Se
intenta estimular la imaginación del encuestado haciéndole visualizar un salón
donde encontrará una mesa con un botón, ambos participantes estarán en salones
distintos. Las reglas del juego serán explicadas por uno de los investigadores
y este será el mensajero entre ambos participantes.
Lista
de preguntas:
1-
El
investigador le explica que si ambos presionan el botón usted recibirá el
premio de 10 $ ¿Presionaría usted el botón?
2-
Las
reglas del juego han cambiado y ahora el desconocido recibirá el doble $20 y
usted $10 si ambos presionan el botón ¿Presionaría usted el botón?
3-
Las
reglas del juego han cambiado y ahora el desconocido recibirá $60 y usted no recibirá nada si ambos
presionan el botón. El desconocido decide ofrecerle solo $30 para que lo
presione ¿Presionaría usted el botón?
4-
Las
reglas del juego han cambiado y ahora el desconocido recibirá $40 y usted no
recibirá nada. El desconocido ha decidido ofrecerle $8 para que presione el
botón ¿Presionaría usted el botón?
5-
Las
reglas del juego han cambiado y ahora el desconocido recibirá $10 y usted no
recibirá nada si ambos presionan el botón. El desconocido decide ofrecerle solo
$1 para que lo presione ¿Presionaría usted el botón?
Con
respecto a juegos ya realizados se incluye una pequeña variación, la existencia
de un mensajero que inicialmente es quien entrega la propuesta a ambos
participantes. La que lleva a pensar que
hay una suerte de escenario neutral en las primas dos preguntas donde no puede
haber “manipulación por parte del desconocido. En adición, las proporciones de
los incentivos cambian y es el desconocido quien reduce secuencialmente cada
cantidad ofertada independientemente si el encuestado acepta o no la oferta
anterior.
Los resultados:
Pregunta
|
Si
|
No
|
1-
El
investigador le explica que si ambos presionan el botón usted recibirá el
premio de 10 $ ¿Presionaría usted el botón?
|
85%
|
15%
|
2-
Las
reglas del juego han cambiado y ahora el desconocido recibirá el doble $20 y
usted $10 si ambos presionan el botón ¿Presionaría usted el botón?
|
77%
|
23%
|
3-
Las
reglas del juego han cambiado y ahora el desconocido recibirá $60 y usted no recibirá nada si ambos
presionan el botón. El desconocido decide ofrecerle solo $30 para que lo
presione ¿Presionaría usted el botón?
|
79%
|
21%
|
4-
Las
reglas del juego han cambiado y ahora el desconocido recibirá $40 y usted no
recibirá nada. El desconocido ha decidido ofrecerle $8 para que presione el
botón ¿Presionaría usted el botón?
|
48%
|
52%
|
5-
Las
reglas del juego han cambiado y ahora el desconocido recibirá $10 y usted no
recibirá nada si ambos presionan el botón. El desconocido decide ofrecerle
solo $1 para que lo presione ¿Presionaría usted el botón?
|
46%
|
54%
|
Los
resultados son consistentes con los experimentos realizados en el pasado. Pese
a cambios mínimos, la cultural, el nivel sociodemográfico o cultural no
modifica per se el resultado del juego.
Las
primeras dos preguntas plantean que ante un escenario neutral, el encuestado
responde positivamente al incentivo, en el primer caso siendo el mismo monto y
en la segunda pregunta con el doble de diferencia. Cabe destacar, que ambas
decisiones se tomaban por los investigadores, quien de hecho tenían el poder sobre
el dinero y daban el incentivo.
En
las preguntas siguientes, el juego cambió y se establece que solo el
desconocido será el recompensado por la actividad que ambos deben realizar; se
establecen tres escenarios que corresponden a las preguntas 3, 4 y 5.
En
la pregunta 3 se mantiene el diferencial de la respuesta anterior pero se
incrementa la cantidad a entregar, el desconocido asume el papel de un
individuo inteligente y decide otorgar la mitad de la recompensa para maximizar
las probabilidades de que el participante realice la acción – oprimir el botón-
en este caso se obtuvo de nuevo que una gran mayoría acepta participar.
Por
el contrario, en el caso 4 el
desconocido, siendo astuto y sacando ventaja de las reglas del juego solo
ofrece 20% del total (8$ de 40$) al participante y en el caso 5 solo un 10% (1$
de 10$), en ambos casos, más de la mitad de las personas encuestadas se negaron
a participar
¿Por
qué?
He
allí la interrogante, las personas dejaron de pensar en términos de
acción-recompensa se desata un fenómeno irracional donde se sopesa la perdida
por una ganancia “desconocida” el participante se sintió sometido a una
“injusticia” al crearse una brecha en el monto de la recompensa, por lo que
percibe que el desconocido pretende ser astuto y tomar ventaja aun cuando el
participante realiza en teoría la misma tarea que él.
Además, luego del tercer caso el monto total
entregado por el juego comenzó a disminuir considerablemente y esto pudo de
alguna forma desincentivar al participante a cooperar en los dos últimos
escenarios. Incluso, el participante pudo sentir a modo de protesta que negarse
en los dos últimos escenarios causaba una perdida al desconocido lo
suficientemente grande como para “castigarlo” y esto en cierto modo compensa el
hecho de dejar de ganar dinero.
*Elaboración propia.
La
gráfica muestra todos los posibles resultados en caso de que se aceptase cada
escenario en el orden ejecutado. Si
usted realiza la sumatoria se dará cuenta que como participante el monto máximo
que pudo haber obtenido al aceptar cada oferta es de 59$ por consiguiente el
desconocido obtendría 101$ es decir un
41,5% más y en total la economía ficticia compuesta por el desconocido y el
participante obtendría 160$.
¿Prueba de la teoría de la estupidez?
Quizás,
el homo economicus parece no manifestarse en todos los humanos. La realidad
muestra que todos tendemos a ponderar resultados de forma distinta, todos
tenemos algún sesgo que influencia nuestras decisiones.
¿Por
qué digo esto? Si recordamos la definición de estúpido de Cipolla, el pequeño
estudio mostró que buena parte de los participantes tomo por decisión una
acción que implicaría que el desconocido dejase de ganar y por ende que él
mismo se perjudique, llamemos este punto un resultado sub óptimo. Esa economía
ficticia compuesta por ambos individuos dejaría de ganar en conjunto por la
decisión tomada.
Con
esto no quiero decir que quien no aceptó el o los tratos es un estúpido. De
hecho la principal reflexión cae sobre nuestras decisiones a diario, de las
triviales a las mas importantes. ¿Por qué esto es relevante para cada uno de
nosotros?
Es
hora de retomar de nuevo las palabras de Cipolla (1988):
“En
un país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo una
constante; sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo
entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de
malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el
poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos. Tal
cambio en la composición de la población de los no estúpidos refuerza,
inevitablemente, el poder destructivo de la fracción constante de los
estúpidos, y conduce al país a la ruina”.
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