La ciencia económica per se ha
intentado dilucidar el rol que debería tener el estado dentro del mercado. Los
ideales de libre mercado se vieron afectados luego de la Gran Depresión dando cabida al surgimiento del pensamiento que visualiza que el estado debe tener un rol
regulador dentro de la economía. A partir de la mitad del siglo XX el rol del
estado se ha cuestionado fuertemente ya que según Tanzi parece tener un rol
ambiguo que puede ser sometido bajo intereses de agentes pertenecientes a las
instituciones competentes y estar al servicio de la ineficiencia.
El estado asume un rol protagónico a
través del gasto público y los impuestos, por lo que a partir del siglo XX el
gasto público aumentó abruptamente con las nuevas concepciones sobre seguridad
laboral, social, pensiones, subsidios, transferencias y otro tipo de
responsabilidades que asume con el fin de proveer a la sociedad de garantías
por el pago de sus impuestos, los cuales en países industrializados tendieron a
aumentar. La cuestión es poner bajo foco
la reacción de los agentes ante el funcionamiento de este sistema establecido,
las personas pueden tender a la dependencia de los programas del gobierno y no
solo eso, pueden sacar provecho del mismo mediante métodos fraudulentos por lo
que dicho programa pasa a ser un desincentivo laboral o por contrario podría
llamarse un incentivo a la ineficiencia.
El rol paternalista del estado
implica una perdida del pensamiento a largo plazo, puesto que el gasto publico tienden a desvirtuar los
incentivos de la sociedad para velar por si misma, es decir por ejemplo la
planeación financiera puede perder todo su provecho si el estado tiene un rol
cada vez mas influyente, lo que complica no solo aumentos en el gasto publico
si no que deben traducirse en aumentos de impuestos para sostener dicha
situación que a su vez tienden a desincentivar a los agentes y que pone en duda la sostenibilidad en el largo plazo teniendo en cuenta que los shocks
económicos obligan a buscar maniobras en el ámbito fiscal y monetario.
Uno de los ejemplos mas relevantes es el caso de Italia, donde estimaron que
los pasivos no financiados para las pensiones publicas era 100 % del PIB lo que
implicó que en el futuro los ciudadanos no gozaran de los mismos programas ya
que no pueden ser sostenidos en el tiempo. En este caso es llamado la miopía de
los hacedores de políticas y de los ciudadanos donde dicho gasto publico no
puede ser sostenido en el largo plazo
Los programas públicos tienden a ser
menos eficientes que los programas privados, según
Olson, Buchanan, Tullock, Niskanen y otros autores. El argumento gira en torno
que los programas gubernamentales tienden a tener presiones o incentivos para
promover los intereses de su grupo. No
hay incentivo a ser eficiente vía competencia.
En conclusión, la consideración
de una economía cambiante implica que el estado deba replantear su actuación, y
es en este punto donde resulta interesante señalar las palabras de Kenneth
Arrow quien apostaba que el comportamiento colectivo, el código de ética y
moral pueden tomar reacción en la sociedad para compensar los fallos del
mercado en ausencia del fuerte intervencionismo estatal. Añadido a esto, si los gobiernos limitan el
gasto publico podrán enfocarse en la eficiencia de las
instituciones ya establecidas que a su vez son estas las que deben cuestionar e implementar
nuevas reglas, procedimientos y tecnologías con el fin de aumentar los
niveles de eficiencia.
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